Investigadores españoles avanzan en el descubrimiento de nuevos biomarcadores de EM

Un estudio en el que han participado muchos rostros conocidos del Proyecto M1 como la Dra. Luisa María Villar, el Dr. Roberto Álvarez-Lafuente, el Dr. Manuel Comabella, la Dra. Noelia Villarrubia o el Dr. Xavier Montalbán.

El equipo de investigadores españoles de la Unidad de Esclerosis Múltiple del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, en Madrid, de la que forma parte la Dra. Lucienne Costa, autora del artículo escrito para la página ‘Biotech Magazine & News’, acaba de publicar en ‘JAMA Neurology’ el resultado de un trabajo, junto con científicos de otros ocho hospitales españoles, sobre nuevos biomarcadores, que facilitan el diagnóstico, el pronóstico, la evolución de la enfermedad y la respuesta al tratamiento que utilizan los neurocientíficos.

Un estudio en el que han participado muchos de los investigadores que financiamos a través del Proyecto M1 (www.proyectom1.es) como la Dra. Luisa María Villar, Jefa de Servicio de Inmunología del propio Hospital Ramón y Cajal de Madrid y coordinadora de la Red Española de Esclerosis Múltiple, a la que destinamos los fondos recaudados. Asimismo, también están presentes en el estudio muchos rostros conocidos del Proyecto M1 como el Dr. Roberto Álvarez-Lafuente, el Dr. Manuel Comabella, la Dra. Noelia Villarrubia o el Dr. Xavier Montalbán.

 

Dra. Lucienne Costa, en Biotech Magazine & News

La Esclerosis Múltiple es una enfermedad en la que nuestro propio sistema inmunitario ataca a las prolongaciones de las neuronas especializadas en conducir el impulso nervioso. Una vez desprovistas de su cubierta natural (la mielina), las neuronas estarán expuestas a un ambiente inflamatorio que provocará su progresiva destrucción. Es por ello por lo que, a lo largo de la enfermedad, hay un acúmulo progresivo de discapacidad.

Al inicio, esta discapacidad es muy dependiente de los brotes (síntomas neurológicos que aparecen a lo largo de 1-2 días, se mantienen entre dos semanas y dos meses, y luego mejoran de forma espontánea con o sin secuelas posteriores). Sin embargo, y desde etapas muy precoces de la enfermedad, también hay acúmulo de la discapacidad independiente de los brotes, en lo que se conoce por sus siglas anglosajonas como PIRA (Progression Independent of Relapse Activity)2.

Respuesta inmune innata

Se cree que los mecanismos fisiopatológicos que explican ambos fenómenos dependen de distintos actores, aunque estos están profundamente conectados. En el caso de los fenómenos inflamatorios agudos, posiblemente hay un predominio de la respuesta inmune adaptativa: los linfocitos T y B activados frente a antígenos todavía desconocidos atraviesan la barrera que protege el cerebro y la médula (barrera hematoencefálica) y van a provocar, en estos órganos, una cascada inflamatoria (producción de anticuerpos, de citocinas proinflamatorias y de quimiocinas que van a atraer más células inflamatorias de la sangre y van a perpetuar el fenómeno durante semanas o meses)3.

Sin embargo, en el PIRA y en los demás fenómenos de progresión, parece que los mecanismos involucrados dependen más de la respuesta inmune innata, con predominio de las células residentes en el sistema nervioso central como los astrocitos, la microglía y a los linfocitos B que se acumulan cerca de las meninges, en lo que se ha dado a llamar Esclerosis Múltiple latente. Estos fenómenos producen un daño más difuso tanto a la sustancia gris como a la sustancia blanca aparentemente normales del cerebro y de la médula, aumento de lesiones preexistentes y atrofia. Las consecuencias clínicas son acúmulo de discapacidad no sólo física, sino que también cognitiva2,3,4.

Neurofilamentos de cadena ligera

Cuando todos estos fenómenos inflamatorios producen la destrucción de las neuronas y demás células del sistema nervioso central, aparecen en sangre sustancias que son parte de estas células y que nos ayudan a identificar qué está pasando dentro del cerebro. Son conocidas como biomarcadores porque nos dan pistas sobre el diagnóstico, el pronóstico, la evolución de la enfermedad y la respuesta al tratamiento que utilizamos. Este es el caso, por ejemplo, de los neurofilamentos de cadena ligera (NfL) y de la proteína ácida fibrilar glial (GFAP)5,6.

Los NfL son parte del esqueleto celular de las neuronas. Cuando estas se dañan, aparecen en concentraciones pequeñas en la sangre. Gracias a la tecnología SIMOA, desarrollada hace 10 años, ya somos capaces de medir incluso cantidades mínimas de este biomarcador en sangre. Los estudios más recientes arrojan luz sobre su utilidad para predecir los fenómenos inflamatorios agudos (brotes, actividad en resonancia magnética) y la progresión confirmada de la discapacidad a corto plazo. Sin embargo, los resultados sobre si son un buen predictor de la discapacidad a largo plazo son contradictorios.

En este sentido, el equipo de investigadores del CSUR de Esclerosis Múltiple del Hospital Universitario Ramón y Cajal acabamos de publicar en JAMA Neurology el resultado de nuestro trabajo llevado a cabo en conjunto con otros ocho hospitales españoles.

Análisis de 578 pacientes

Hemos analizado los niveles de neurofilamentos séricos en las muestras tomadas en los primeros 12 meses tras un primer brote de Esclerosis Múltiple de 578 pacientes. A la vez, evaluamos pacientes que alcanzaron puntuación de 3 en la Escala Expandida del Estado de Discapacidad (EDSS) y empeoramiento confirmado de la discapacidad a los seis meses.

Así, encontramos que valores de neurofilamentos por encima de 10 pg/ml o 1,5 desviaciones sobre los niveles normales obtenidos durante el primer año de la enfermedad se asociaron con un empeoramiento de la discapacidad a largo plazo.

También hemos demostrado que cuando, a este grupo de pacientes, se les trata con fármacos de muy alta eficacia de forma precoz, tienen menores probabilidades de desarrollar discapacidad a largo plazo.

Pendiente todavía de publicación están nuestros hallazgos con los valores séricos de GFAP en estos pacientes. La GFAP es un componente celular característico de los astrocitos que, como se ha dicho anteriormente, están involucrados sobre todo en los procesos inflamatorios crónicos. Se está posicionando como un biomarcador prometedor de los fenómenos progresivos y, posiblemente sea complementaria a los NfL en la predicción de los fenómenos clínicos y radiológicos de esta compleja enfermedad14, 15,16,17,18.

Diez años como referentes mundiales

La Unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital Universitario Ramón y Cajal acaba de cumplir su primera década como CSUR, dando cobertura a 1.500 pacientes con distintas Enfermedades Desmielinizantes.

Participa en 20 ensayos clínicos con nuevas terapias para estas enfermedades, incluidas sus formas pediátricas. La investigación traslacional llevada a cabo por el equipo de neurólogos e inmunólogos es conocida dentro y fuera de nuestras fronteras, como un trabajo pionero en biomarcadores que facilitan el diagnóstico, pronóstico de la enfermedad, así como las decisiones terapéuticas en práctica clínica.

Fuente: https://biotechmagazineandnews.com/un-paso-mas-hacia-los-biomarcadores-definitivos-en-esclerosis-multiple/

Estudio: https://jamanetwork.com/journals/jamaneurology/article-abstract/2802051