Tratamientos
complementarios

Siempre es bueno buscar estrategias alternativas, saludables y seguras para complementar el tratamiento farmacológico y la rehabilitación. Acá te dejamos un punteo de algunas terapias que pueden ayudarte a gestionar mejor los síntomas de la EM. En todos los casos, es imprescindible que hables con tu médico sobre la práctica de cualquier deporte o actividad complementaria, para no ponerte en riesgo ni exigirte en exceso.

No te presiones a ti mismo para seguir el ritmo de nadie en ninguna clase o práctica. Si en algún momento no te sentís bien, lo mejor es parar. A veces el freno puede estar en tu mente, pero el cuerpo también nos da señales, así que, si te duele o no te sentís del todo bien, date tus tiempos.

Ninguno de estos tratamientos complementarios cura la EM, pero te pueden ayudar a sentirte más cómodo con tu cuerpo y recargar energía.

Yoga – Esta práctica hace hincapié en los estiramientos, los movimientos, la respiración consciente y la relajación. Utiliza técnicas para centrar la mente sobre el cuerpo, se realizan ejercicios individuales que se pueden adaptar, identifica los músculos y la forma de estirarlos y fortalecerlos, beneficia la postura y el equilibrio, enseña técnicas y libera el estrés. En EMUR se dan clases en línea de yoga una vez por semana, así que podés contactarlos para averiguar y probar, siempre que tu médico esté de acuerdo.

Meditación – En cualquier caso, pero muy especialmente en la EM, es importante concentrarnos en el tiempo presente y lograr un estado de conciencia plena. No existen metas, ni una forma correcta de meditar, pero puede ayudar iniciar esta práctica de forma guiada o acudir a clases. Es muy saludable para disminuir el estrés, entrenar la concentración y lograr relajarte.

Mindfulness – Es un tipo de atención que permite aprender a relacionarnos con lo que está ocurriendo en nuestra vida, aquí y ahora. Es una forma de tomar conciencia de nuestra realidad, que nos ayuda a trabajar conscientemente con nuestro estrés, dolor o enfermedad. Ayuda a recuperar el equilibrio interno, atendiendo de forma integral a los diferentes aspectos de la persona: cuerpo, mente y espíritu.

Masajes – No tienen efecto en el desarrollo de la EM, pero sí pueden ayudar a mejorar algunos síntomas concretos, disminuir el estrés e inducir a la relajación. Se ha demostrado que en ciertos casos los masajes repercuten en la prevención y el alivio de la espasticidad, el dolor, la mala circulación. Es importante que los masajes sean proporcionados por un técnico, que sepa que tenés EM y que converses con tu médico sobre si existe alguna posible contraindicación en tu caso particular.

Pilates –En algunas personas con EM, esta práctica mejora la fatiga, el equilibrio, ciertos movimientos (caminar, darse la vuelta, levantarse de la silla) y la postura. Es un sistema de entrenamiento que se basa en ejercicios físicos para mejorar los músculos profundos, relacionados a la postura. Es decir, los músculos del suelo pélvico, la zona abdominal y la columna vertebral. Pero es muy importante que hables con tu médico acerca de tu posibilidad para hacer pilates.

Taichí – Es un arte marcial que combina la realización de movimientos que ayudan a mejorar algunos aspectos de la condición física como la resistencia cardiovascular, la flexibilidad y la fuerza. También colabora con el aumento de la concientización corporal, la coordinación y la respiración. Hay referencias de personas con EM que han encontrado en el taichí una actividad que les permitió mejorar la musculatura de sus extremidades inferiores, reducir el riesgo de caídas y mejoras en aspectos psicológicos.