Rehabilitación
Física

La rehabilitación física se centra en una serie de procedimientos y técnicas que te ayudarán a sanar o recuperar al máximo las capacidades motrices que pueden verse afectadas por la EM.

Es importante que inicies la rehabilitación física lo más cerca posible del momento del diagnóstico, hacerlo de forma ordenada, sistemática y siguiendo siempre las indicaciones de tu médico. Para aumentar tu capacidad funcional y lograr la mayor autonomía posible es indispensable tener una actitud constante y positiva.

Sos el protagonista de tu vida. Hacé lo necesario para vivir con el mayor bienestar, calidad y autonomía posible.

Seguí las indicaciones de tu médico referidas a la rehabilitación pertinente a tu situación.

En caso de que los períodos de rehabilitación que manejan en tu centro de salud no sean los que vos esperás, no desesperes. Intentá aprender e incorporar los ejercicios y tené el hábito de instrumentarlos en tu casa. Hablá con atención al usuario para intentar adaptar la cobertura a tus necesidades específicas.

Intentá ir paso a paso, día a día, centrado en lo que sí podés lograr en cada momento. Los grandes logros se alcanzan con avances pequeños.

Cada actividad cuenta. Por más efímera, poco necesaria o trivial que pueda parecerte, los expertos en la materia saben lo que hacen. Confiá en ellos y conversá sobre qué estás trabajando en cada caso.

Intentá que los objetivos que te propongas sean acordes a tu realidad tanto física como emocional. Es importante aprender a tolerar la frustración de no alcanzar ciertas metas en el momento que pretendemos, pero también es clave no imponernos exigencias innecesarias.

Una recomendación útil puede ser marcarte metas a corto, mediano y largo plazo.

Respetá tus tiempos.

Encontrá en EMUR un espacio para poder conversar con otras personas con EM sobre sus experiencias en cuanto a rehabilitación.

Según recoge el Observatorio Esclerosis Múltiple de España, el período ideal para iniciar el tratamiento con fisioterapia es cuando se confirma el diagnóstico. En el mismo sitio se indica que, según la Sociedad de Fisioterapeutas del Reino Unido (https://www.csp.org.uk) el momento de mayor potencial de recuperación y adaptación del sistema nervioso central se da en las fases primarias de la enfermedad. Por tanto, la intervención oportuna y temprana de los fisioterapeutas puede maximizar tu autonomía y reducir el impacto de la enfermedad.

Los fisioterapeutas, integrantes indispensables del equipo de neurorrehabilitación, tienen un rol relevante en la gestión de síntomas específicos de la EM, como el dolor y la espasticidad (trastorno caracterizado por la rigidez muscular y los espasmos involuntarios).

Concretar y mantener en el tiempo una rutina de ejercicios fisioterapéuticos adecuados a tu situación vital colabora para aliviar algunos síntomas de la EM, aumentar la movilidad y la función muscular. Puede que te dé pereza, que no tengas ganas de hacer ejercicio, que te autoimpongas excusas como la falta de tiempo, pero es importante que sepas que es una de las mejores cosas que podés hacer para mitigar los síntomas y mantener tu musculatura activada. No solo mejorará tu calidad de vida, incidirá positivamente para frenar o demorar el avance de la EM.

La fisioterapia aporta beneficios en:

  • - La fuerza muscular.
  • - Las mejoras funcionales.
  • - La capacidad cardiovascular.
  • - Los umbrales aeróbicos, que están ligados a los cambios que se producen en el metabolismo durante el ejercicio, y, por ende, repercuten en la utilidad que lográs en tu sesión.
  • - Los niveles de actividad.

Siempre en acuerdo con tu médico, hay tres tipos de ejercicio que podés realizar:

Estiramientos - Te ayudan a mejorar la flexibilidad, el rango de movimiento, el equilibrio y la conciencia sobre las diferentes partes de tu cuerpo. El yoga, el taichí y el pilates son prácticas que generan estiramientos graduales, suaves y pueden adecuarse a diferentes realidades vitales.

Ejercicio aeróbico - La actividad aeróbica incrementa tu ritmo cardíaco, te ayuda a dormir mejor e incide positivamente en tu ánimo. Nadar, caminar con buen ritmo, trotar, correr e incluso usar videojuegos de simulación deportiva, pueden ser una alternativa interesante y divertida. En todos los casos es necesario que te mantengas hidratado, tomes agua seguido y poca cantidad cada vez, porque es muy importante evitar el exceso de calor, que puede derivar en un aumento de los síntomas.

Entrenamiento de resistencia - Si querés aumentar tu resistencia, porque te resultan complejas tareas rutinarias como tender la cama, vestirte o bañarte, consultá con un fisioterapeuta que te arme una rutina a tu medida.

La actividad física mejora:

  • - La función muscular.
  • - La movilidad.
  • - Las alteraciones esfinterianas.
  • - La cognición.
  • - La memoria.
  • - La calidad del sueño.
  • - El estado de ánimo.

Para lograr mejores resultados es clave que converses con tu médico y el equipo de rehabilitación para saber qué rutinas y tipo de actividad se adapta mejor a tu realidad.

El rol de esta especialidad es evaluar e implementar un tratamiento integral para los desórdenes de la comunicación y la deglución vinculados con la EM. En los problemas de comunicación inciden tanto el entendimiento como la expresión, y por eso son tan relevantes en el bienestar de la persona.

Puede que las lesiones neurológicas de la EM produzcan una afectación del habla denominada disartria. Eso implica que articules de forma imprecisa, que tengas alteraciones en la voz (ronca, forzada, bajo volumen) y que utilices frases cortas para expresarte. También podés tener dificultades para comunicarte de forma eficaz, que te sientas algo incómodo o inseguro a la hora de conversar con alguien o frente a público. La disartria suele estar relacionada con las dificultades para tragar (disfagia), ya que se ven afectados los órganos que comprometen tanto el habla como la función deglutoria.

El fonoaudiólogo es quien determinará qué áreas se vieron afectadas y diseñará el plan para lograr una comunicación más eficaz, pero en general trabajará en conjunto con neurólogos, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales.

Pequeños ajustes para grandes cambios:

  • - Es importante que seas consciente de tus dificultades de comunicación.
  • - Evitá el calor.
  • - Evitá la fatiga.
  • - Evitá conversar en ambientes ruidosos

Las dificultades para comunicarse en general afectan las capacidades sociales y el bienestar de la persona. Sin dudas eso daña la calidad de vida de quienes lo experimentan. Por eso es tan importante que, si enfrentás dificultades, acudas enseguida a un fonoaudiólogo que te ayude a buscar soluciones que te permitan mantener la mayor funcionalidad posible.

El objetivo de la terapia ocupacional es lograr la máxima funcionalidad de una persona con algún tipo de limitación física, cognitiva o conductual. Si tenés EM, el apoyo de un terapeuta ocupacional te ayudará a mejorar tu autovalía, productividad y a disfrutar de momentos de esparcimiento.

El terapeuta ocupacional analiza y detecta qué dificultades te genera la EM e intenta potenciar tus habilidades. La meta principal del tratamiento es mejorar la vida cotidiana, buscar estrategias para que puedas alcanzar la mayor autonomía posible. El terapeuta ocupacional también puede ver tus posibles dificultades y ajustar el tratamiento a tus necesidades de asistencia, así como sugerir adaptaciones y cambios para tu entorno más cercano.

Convivir con los brotes, los síntomas y las lesiones en el sistema nervioso central que se pueden dar como consecuencia de la EM, con el tiempo te puede enfrentar a dificultades para desarrollar ciertas ocupaciones y roles. Es imposible saber cuándo, qué y cómo podrá afectar la EM tu estilo de vida, pero es seguro que un terapeuta ocupacional podrá ayudarte, diseñar un tratamiento personalizado y adecuado a tus necesidades.

En la EM la terapia ocupacional trabaja para lograr:

  • - Valorar las capacidades y limitaciones de cada persona.
  • - Prevenir desequilibrios y anticipar posibles lesiones y patologías secundarias.
  • - Prevenir disfunciones ocupacionales, que se dan cuando frente a la EM, te falta confianza o no sabés cómo resolver determinado problema para compensar tus limitac- iones.
  • - Elaborar y evaluar tratamientos de rehabilitación a tu medida.
  • - Entrenar y reeducar en actividades de tu vida diaria, así como entrenar el uso de ayudas técnicas, cuando sea necesario.
  • - Realizar la prescripción de prótesis y ayudas técnicas, así como el entrenamiento para que puedas usarlas.
  • - Asesorar a tu cuidador principal, a tu familia y a profesionales de otras especiali- dades involucradas en tu tratamiento.
  • - Adaptar tu entorno y armar programas de eliminación de barreras arquitectónicas tanto para tu casa, como en tu trabajo o incluso en tu entro de salud.
  • - Evaluar los medios de transporte que usas y sus posibles adaptaciones.
  • - Capacitarte para que logres el mayor grado de inserción socio-laboral posible, para que sigas siendo una persona activa dentro de tu comunidad.
  • - Ayudarte a reajustar tus hábitos diarios.
  • - Empoderarte para que seas protagonista de tu propio tratamiento.

Algunas de las dificultades específicas que podés mejorar trabajando en terapia ocupacional son:

- Actividades físicas que impliquen cambios de postura.Ponerte las medias, levantarte de la cama, abrocharte los botones, tender la mesa puede ser todo un desafío si tenés EM. Con el terapeuta ocupacional podés hacer adaptaciones, ajustes o reaprendizajes para lograr concretar estas actividades de la mejor forma posible.

- Rutinas cotidianas. Mantener el ritmo del día y durante varios días seguidos puede resultar extenuante o hasta imposible si tenés EM. En la terapia ocupacional se pueden diseñar soluciones concretas y adaptaciones muy efectivas: tomarte unos minutos de descanso, no realizar actividades de duración larga, modificar el orden de las rutinas, entre otras alternativas.

- Actividades de largo aliento. Desplazamientos, caminatas, irte por el día a otro lugar, salidas a cenar con amigos o irte de compras, que antes hacías con disfrute, pueden resultar un gran esfuerzo. Tu terapeuta ocupacional y vos pueden conversar sobre cómo readecuar ese tipo de salidas, horarios y detalles importantes para poder disfrutar sin sobreexigirte.

- Barreras arquitectónicas. L Las escaleras, puertas angostas, muebles muy altos o bajos pueden introducir dificultades/barreras para que puedas moverte con mayor autonomía. El especialista en terapia ocupacional puede identificar estas dificultades y pensar en posibles adaptaciones para que puedas vivir mejor.